Integrar la fe en la vida diaria es esencial para convertirse en un miembro contribuyente del cuerpo de Cristo, apoyándonos unos a otros como si fuéramos una familia. Jesús pregunta: “¿Confías tu vida en mí?” Como nuestro maestro y Hacedor de discípulos, Él nos guía a crecer en madurez cristiana, viviendo menos para nosotros mismos y más para Él y los demás. Jesús es el máximo hacedor de discípulos y nos utiliza para hacer discípulos. Nos esforzamos por ser más como Jesús manteniéndolo como nuestro Hacedor de Discípulos y confiando en que Su Espíritu obrará a través de nosotros para discipular a otros.