Veintiún mil millones de dólares. Eso es lo que los estadounidenses gastan anualmente en seguridad del hogar. Queremos que nuestros hogares sean un lugar donde nuestra familia se sienta segura de todo lo que pueda dañarlos.
Sin embargo, la realidad es que ninguna cantidad de bloqueos, alarmas o cámaras pueden mantenerlo a salvo. Jesús, sin embargo, no solo puede. Él promete hacerlo.
En su Iglesia en la tierra, Jesús nos ha dado un hogar que es perfectamente seguro. Los cristianos pueden esperar el regreso triunfante de Cristo con gran anticipación. Incluso cuando “las montañas se hundan en el fondo del mar” (Salmo 46: 2), tenemos la promesa de Cristo de que estaremos perfectamente seguros.