11 de febrero | El punto sin retorno

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La gloria y la celebración esperan a los corredores victoriosos de la carrera, pero esa gloria nunca es fácil. Sólo llega a través de la intensa agonía del dolor, incluso del sufrimiento, a medida que cada paso se vuelve más y más difícil; cada respiración se vuelve más extenuante. Sólo a través de ese dolor puede el corredor ganar la gloria que está por venir, si termina. A lo largo de su vida Jesús mostró gloria en su poder milagroso, y en el monte de la transfiguración mostró una gloria increíble, pero su carrera no estuvo completa. Su carrera necesitaba continuar; a la cruz. No había vuelta atrás. Tuvo que pasar por la cruz. Había gloria por delante, pero primero la agonía de la cruz.