Cuando tu líder es fuerte, tú eres fuerte. Cuando tu líder es débil, el miedo y la desesperación se apoderan de sus seguidores, porque siempre habrá enemigos y adversidades. El miedo y la desesperación se infiltran en nuestras vidas debido a las adversidades y lo desconocido que enfrentamos, pero Dios te llama a regocijarte, a gritar y a cantar, porque tu líder es un guerrero poderoso. Jesús vino como un infante humilde, sí, pero era un guerrero con la fuerza para vencer a nuestros mayores enemigos: el pecado, la muerte, el infierno y Satanás, que desea lo peor para nosotros. Dado que Dios se ha deleitado tanto en nosotros al enviar a un guerrero tan poderoso, no tenemos nada que temer. En su lugar, regocíjate, grita, anímate y canta de alegría.