La depresión se siente abrumadora. Muchas veces, hay una sensación de no tener esperanza. Aquí, vemos al salmista sentir desesperación, su alma sedienta del Señor. Pero luego se habla a sí mismo. ¿Por qué estoy tan abatido? Incluso en esta situación desesperada, Él es mi Salvador y mi Dios. Ojalá fuera la solución mágica. Sin embargo, la depresión puede ser como un yo-yo; una lucha constante en la mente. Un minuto sabemos que nuestra esperanza está en Dios, al siguiente, estamos de nuevo en la desesperación. Mantengamos la Palabra de Dios en nuestra mente, pensando en la esperanza que tenemos, meditando en sus promesas y la esperanza que tenemos en Él.