¿Estoy aquí para divertirme? ¿Estoy aquí para hacer del mundo un lugar mejor de alguna manera? ¿No hay forma de que yo sepa por qué estoy realmente aquí? Las respuestas que obtenemos no son realmente satisfactorias. Al final, lo que se me ocurre parece, en realidad, que no tiene sentido. Pero cuando la Biblia habla de por qué estamos aquí, tiene sentido. Empiezo a ver que tengo un significado y un propósito que va mucho más allá de mí y de este mundo roto.