A lo largo de su ministerio, de principio a fin, Jesús experimentó una abrumadora resistencia y rechazo. Sin embargo, en esa herida vemos la profundidad de su compasión. Cuanto más duro se vuelven nuestros corazones, más poderosamente late su corazón por nosotros. ¡Aquí hay un amor más allá de la comprensión!
Texto del sermón: Lucas 13: 31-35