19 de enero | Identidad: No soy dueño de mi

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Mientras celebramos el Domingo de Bautismo, nos regocijamos al saber que nuestra verdadera identidad como hijos de Dios es un regalo divino a través del bautismo, no un logro hecho por nosotros mismos. El bautismo, fortalecido por la Palabra de Dios, nos da la bienvenida a la familia de Dios y nos otorga una nueva identidad inquebrantable, más allá de nuestros logros o estatus. A diferencia de nuestra cultura, que insiste en ganar valor a través del éxito personal, encontramos nuestro verdadero valor en la cruz de Jesús. Porque Dios nos ha dado tal identidad, estamos revestidos por Jesús y tenemos la razón más grande para vivir.