2 de abril | La procesión

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Jesús entra cabalgando a Jerusalén entre elogios y gritos de alegría. Pero también entra cabalgando a Jerusalén como el Hijo prometido de David enviado como el Cordero de Dios expiatorio. Para muchos en la multitud, nada fue más escandaloso que esto. Es lo mismo para tantos en las multitudes de este mundo hoy.