“Dios es amor” es una de las verdades más hermosas y reconfortantes de la Biblia, pero también es una de las más abusadas. Algunos entienden el amor de Dios como si fuera el amor humano, basado mayoritariamente en sentimientos que cambian según el comportamiento de quienes nos rodean. Otros sienten que un Dios de amor es como un padre estricto que es duro contigo para impulsarte a alcanzar grandes logros. Otros piensan en Dios como un abuelo permisivo ante cuyos ojos no se puede hacer nada malo. Él está dispuesto a pasar por alto tus defectos y centrarse en las buenas cualidades que tienes. Ninguna de estas ideas es correcta. El amor de Dios no puede ser reconfortante si es subjetivo y depende de nosotros o de nuestro comportamiento. Dios es amor y su amor es consolador porque su amor es una acción objetiva que encuentra su cumplimiento en Cristo.