Creemos que Jesús fue al cielo después de Su resurrección. Él gobierna y reina sobre todas las cosas con el Padre y el Espíritu Santo.
¿Ya llegamos? Como cristianos, ciertamente anhelamos el cielo. Anhelamos la eliminación completa del pecado de nuestra vida y la vida de quienes nos rodean: sus consecuencias y su naturaleza. Quizás porque anhelamos y confiamos, también nos impacientamos con el horario de Dios. El credo nos da la simetría que necesitamos tanto para anhelar el cielo como para aceptar la obra y la sabiduría de Dios en nuestras circunstancias actuales.