Jesús les dijo repetidamente a sus seguidores que vivir como sus discípulos traería dificultades. Vivir la vida según la Ley de Dios hará que uno parezca extraño a los ojos del mundo, tal vez incluso malo. Compartir un mensaje sobre el pecado de la humanidad y la gracia salvadora de Dios puede resultar ofensivo. Entonces, ¿por qué no permanecer en silencio si eso hace la vida más fácil? ¿Por qué no mantener nuestra fe en privado? Respuesta: porque vamos a vivir para siempre. En gratitud por la salvación que Cristo nos ofrece y por darnos vida eterna, compartimos el evangelio con otros, con la esperanza de que ellos también crean y sean salvados. Dado que sabemos que vamos a vivir para siempre en la perfección del cielo, no nos preocupamos si ser testigos de Cristo trae dificultades o incluso muerte.