“¡No me juzgues!” No es sólo un dicho común, es una filosofía de vida para aquellos controlados por la naturaleza pecaminosa. “Déjame hacer lo que me haga sentir bien, siempre y cuando no lastime a otras personas, y no me critiques por ello”. Incluso los incrédulos sacan Mateo 7:1 para mostrar a los cristianos cuán deficiente es su conocimiento bíblico y dicen: “¡Mira, Jesús te dice que no juzgues!” ¿Pero es eso lo que Jesús está diciendo? No hay duda de que Jesús nos llama a juzgar, pero la pregunta es ¿cómo debemos juzgar? Ahí es donde los cristianos a veces caen en la tentación, al mirar con desprecio a otros cuyas vidas no son tan santificadas como la de ellos, y juzgarlos de manera moralista. Dejemos que Jesús nos enseñe lo que quiere decir examinando el contexto de este dicho tan citado, y entonces estaremos listos para juzgar correctamente.